Friday, April 18, 2014

Tengo tantas pastillas que muero de nervios. Tengo tantas pastillas y tantos deberes que podrían deshacerse. Tengo tantas pastillas y tantas voces que podrían desvanecerse. Las personas no importan. Ja. La verdad es que nadie importa. Me da mucha risa todo esto. Nadie me importa. Todos se las han arreglado sin mí durante años, y así es más bonito. Tengo derecho a mi egoísmo. Los nervios son una estupidez que no puedo evitar. La vida es mi todo, y todo me ha sabido amargo. Mi juego siempre fue herir o ser herida. No hay más para mí. No existe. La gente es ridícula. Todos necesitamos elementos fantasiosos, pero mi fantasía no cuenta con humanos, porque todo lo que he visto en ellos me ha dejado con una ligera esperanza de algo mediocre. Poco me importa la impresión del resto. Poco me interesa acabar loca en un rincón viendo unicornios inexistentes. Solo no quiero ser salvada. No quiero ser rescatada jamás. Si no puedo hacer que todos se mueran, pues me muero yo. No pienso seguir en la ficción pintada ante mis ojos. No pienso tragarme el cuento que ya nadie me cuenta pero que aún resuena en mis oídos. Si paso de esta noche, que se alarguen mis días amargos. Y si no, bendita sea mi muerte, porque mi vida siempre fue maldita. Que nadie crea nada de otra boca, porque ninguna probó lo que la mía.

No comments:

Post a Comment