Saturday, April 19, 2014

Medium

Nunca antes había tratado de matarme con pastillas. Nunca. Es la cosa más estúpida que pude haber intentado. Acabé en emergencias y me pusieron una inyección intravenosa.


Pensé que todo terminaría muy rápido y que solo sería cuestión de unos minutos u horas, pero las horas pasaban y aún no moría, así que seguía agarrando cualquier pastilla que encontrara en mi casa, absolutamente cualquiera. A la vez, con un cuchillo, me cortaba el brazo en una línea vertical (que ahora no sé cómo rayos lograré cubrir cuando salga, porque es asquerosamente grande la cortada).


Las pastillas me dieron un mareo y me empezaba a temblar el cuerpo. Me costaba respirar cada vez más y, de pronto, por primera vez, tuve una sensación que nunca pensé que tendría. El instinto que siempre se supuso que debía yo tener pero que me creía fallida por no tenerlo: sobrevivir. Al darme cuenta de que mi muerte no iba a ser tan rápida, si no más bien dolorosa, empecé a gritar y respirar con excesiva fuerza. Mi padre terminó llevándome a emergencias, no sin antes gritarme que hago estupideces y que está harto de mí.

Todos los detalles sobre lo que sucedió en el camino y hasta que regresé a mi casa, no son importantes. El asunto es que estoy viva y, por primera vez luego de todos mis intentos de suicidio, no siento que haya sido un fracaso de suicidio. Siento que fue un intento del que me salvé. Juro que no tengo idea de qué es lo que me está pasando. Nunca hubiera razonado las cosas de este modo. Anoche, no podía siquiera dormir. Todo era asqueroso. Me siento mejor. Tengo responsabilidades, miles, pero me siento mejor. Tengo la más extraña sensación de sentirme salvada, y de que anoche fue la estupidez más grande de mi vida. Recuerdo mi expresión de susto al sentir que no podía respirar. Recuerdo cómo se meneaba mi cabeza involuntariamente sobre los hombros. No podía ni dormir para no ver mi muerte, porque el dolor y la falta de aire no me lo permitían. Soy una cobarde, lo sé. Qué cobarde de mi parte. No me importa.

Anoche estuve con un pie en cada gemela: la vida y la muerte. Nunca me había sentido tan asustada al darme cuenta de que toda persona pasará por eso en algún momento, que todos moriremos y que probablemente sea así de doloroso o mucho peor. Francamente, no sé qué me espera ahora. Siento que debo reconstruir-me. Lamento haberlos decepcionado si esperaban mi muerte.


No comments:

Post a Comment